El mundo tiene ADD
Con este título, la revista electrónica argentina La Tierra sin Mal publicó un interesante reportaje (reflexión, más bien) el día 26 de Octubre, acerca del Trastorno por Déficit de Atención:<“En los últimos tiempos -manifestó al diario Página/12 la psicopedagoga porteña Gabriela Dueñas- observamos asombrados un incremento increíble de diagnósticos rápidos, cada uno de los cuales viene acompañado con su respectiva etiqueta y su sigla: tenemos así las aulas pobladas con chicos con ADD/ADHD, TEA, TOC, ODD y por qué no algunos TGD..." TEA significa Trastorno Específico de Aprendizaje; TOC, Trastorno Obsesivo Compulsivo; ODD, Trastorno Oposicionista Desafiante; TGD, Trastornos Generalizados del Desarrollo. Podríamos jugar y divertirnos con las siglas, como si se trataran cubos o naipes para armar un castillo absurdo.
Pero no lo hacemos, porque atisbamos que tras una jerga supuestamente científica e inocua se oculta un infame tráfico de drogas, cuyos clientes al menudeo vendrían a ser los padres y maestros que descansan en un diagnóstico rápido de ADD, pero cuyas víctimas principales son, como ya dijimos, los niños.>
El reportaje continúa haciéndose eco de un manifiesto publicado en The Daily Telegraph, de Londres, bajo el título Asesinato de la infancia.
"Estamos profundamente preocupados por el creciente número de casos de depresión infantil, problemas de conducta y enfermedades del desarrollo -dicen los firmantes del manifiesto- y estamos persuadidos de que esto se debe a la ignorancia tanto por parte de los políticos como del público en general de las realidades y sutilezas del desarrollo infantil.
"Dado que los cerebros de los niños están todavía en desarrollo, ellos no pueden ajustarse, como los adultos, a los cada vez más rápidos cambios tecnológicos y culturales. Los chicos necesitan lo que todo ser humano en crecimiento requiere: comida fresca y poco procesada, en lugar de comida chatarra; juegos concretos y no entretenimientos sedentarios frente a una pantalla; experiencias de primera mano del mundo en el que viven y relaciones con adultos de piel y hueso, no virtuales.
"También necesitan tiempo. En una veloz y ultracompetitiva cultura como la nuestra se espera que los chicos ingresen en la escuela a una edad cada vez más temprana y que pasen por una batería de exámenes desde el nivel primario. Las fuerzas del mercado los empujan, además, a actuar y vestir como miniadultos y los exponen mediante la vía electrónica a contenidos que hasta hace poco se habría considerado inaceptables..."
Puedes leer el reportaje completo desde aquí.
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