lunes, 3 de junio de 2013

De la teoría a la práctica

Con este epígrafe, el pasado sábado 1 de junio se desarrolló la última jornada del IWORDD (International Workshop On Reading and Developmental Dyslexia), en Donostia-San Sebastián, organizado por el BCBL (Basque Center on Cognition, Brain and Language).


Se trataba de una apuesta interesante: acercar el conocimiento científico de la dislexia a la gente de "a pie"; esto es, a padres, profesores, logopedas... personas relacionadas con la dislexia de una forma habitualmente directa por tenerla en casa o en el aula. Lo hemos dicho en alguna que otra ocasión: el avance del conocimiento científico, en general, alcanza a tener sentido cuando llega a la sociedad, cuando repercute en esta para tratar de conseguir un mundo mejor. Eso se consigue divulgando ese conocimiento científico de forma más o menos técnica, lo que no está reñido con una divulgación amena.


Es indudable que en algo más de una década se ha avanzado mucho en el conocimiento de lo que sucede en el cerebro de las personas que tienen esta desventaja, término utilizado en una única ocasión en toda la jornada. Entre los asistentes, la continua referencia al término "trastorno" nos indicaba que, por mucho que un científico intente adecuarse a la problemática de la calle del asunto que investiga, suele ser presa de su propio lenguaje. No es una crítica, ni mucho menos; todos los investigadores que intervinieron contaron y revelaron aspectos interesantes de sus respectivos trabajos y eso resultó muy interesante.


Pero... sí, siempre hay un pero.
La cuestión que puede plantearse es la siguiente: si el avance en el conocimiento científico de la dislexia en los últimos años ha sido tan espectacular ¿por qué la percepción que se tiene, a pie de calle (léase familia y/o aula), sigue siendo casi tan derrotista como hace casi una década? ¿No transmiten los científicos de forma adecuada sus conocimientos a la sociedad?
No creemos que sea esa la cuestión. Entre la ciencia y la "calle" existe algo o alguien que debe "gestionar" ese avance científico: la Administración, que debiera ser la encargada de hacerlo posible. Es bastante obvio que, al menos en España, eso no está ocurriendo. Pretender detener el salvaje fracaso escolar existente en nuestro país a base de recortes en lugar de destinar recursos, es algo realmente inconcebible.
Queremos felicitar al BCBL, así como a Manuel Carreiras y a todo el equipo organizador de este evento, la ilusión puesta y el enorme trabajo desarrollado en ello; pero, lamentablemente, tenemos que añadir una coletilla, o un nuevo epígrafe, a ese "De la teoría a la práctica": si la Administración pertinente lo permite.

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